Nuestra aportación al homenaje a la Generación del 27 propuesto por Antonio Solano es el siguiente poema de Jorge Guillén:
Muchas gracias, adios
He sufrido. No importa.
Ni amargura ni queja.
Entre salud y amor
Gire y zumbe el planeta.
Desemboqué en lo alto.
Vida regala vida,
Ímpetu de ascensión
Ventura es siempre cima.
Quien dice la verdad
Es el día sereno
El aire trasparenta
Lo qué mejor entiendo
Suenan aquí las calles
A esparcido tesoro,
A júbilo de un Mayo
Que nos abraza a todos.
La luz, que nunca sufre,
Me guía bien. Dependo,
Humilde, fiel, desnudo,
De la tierra y del cielo.

Crédito de la imagen
1. EL ORIGEN
La idea bebe de dos fuentes: el cariñograma, “juego” o dinámica que suele emplearse en infantil y primaria, y el relato de Helen P. Mrosla “Todas las cosas buenas”, recogido en el libro Sopa de pollo para el alma, de Jack Canfield y Mark Victor Hansen.
Un viernes parecía que las cosas no iban muy bien. Habíamos pasado toda la semana insistiendo sobre un concepto nuevo y difícil, y yo sentía que los alumnos estaban cada vez más frustrados e impacientes. Tenía que modificar la situación antes de que se me escapara de las manos, de modo que les pedí que cada uno enumerase los nombres de sus compañeros presentes en dos hojas de papel, dejando un espacio entre cada nombre y el siguiente. Después les dije que pensaran qué era lo más agradable que podían decir de cada uno de sus compañeros y lo escribieran.
2. EL CONTEXTO
El primer año que hice esta actividad fue en la tutoría de un grupo de Diversificación Curricular de 3.ESO con alumnos desmesuradamente críticos, protestones, especialistas en ver los defectos de los demás, competitivos; a menudo se comparaban para destacar las cualidades propias y los defectos de los demás.
Los medios y la calle les confirmaban que hablar mal de alguien, ponerlo a parir, es más fácil y entretenido, e incluso económicamente más rentable (basta echar un vistazo a las audiencias de los programas de televisión).
3. EL PROCESO
Esas navidades les propuse que se regalaran la pastilla contra los malos rollos y los bajones de ánimo. La composición y las cantidades de la medicina corrían de su cuenta, mezclarlos y envasarlos de la mía. La tarea consistía en elaborar una lista con los nombres de TODOS sus compañeros de clase, en columna, y escribir a cada uno dos mensajes positivos en los que valoraran su actitud o su comportamiento, les dieran las gracias o felicitaran por un hecho concreto o por algún rasgo de su personalidad (por la ayuda recibida para solucionar un problema, por escuchar sus cuitas e intentar comprenderlos, por un detalle de amistad, por ceder, por prestar algo, por una simple sonrisa, una palabra amable, un gesto de cariño, por algo que les hizo sentir mejor…). Les insistí en que, por muy mal que nos caiga alguien, tenemos que ser capaces de encontrar algo que agradecerle.
El mensaje ha de cumplir unas pocas condiciones: una extensión mínima de un par de líneas; que no sea algo formal, por cumplir, sino de corazón (no se trata de hacer la pelota o quedar bien para que me quieran); e irán firmados, aunque se recibirán de manera anónima y privada, pues yo eliminaré los nombres.
Antes leímos y escuchamos ejemplos de agradecimiento, en cartas, entrevistas, oraciones, canciones como Gracias a la vida y Agradezco, de los raperos argentinos Clave de Barrio (letra), etc.
4. EL RESULTADO
Luego reuní los mensajes en un documento para cada alumno, pequeño como una tarjeta para que les cupiera en la cartera y plastificado para que les durara. Se iniciaba con un «GRACIAS por… » y se remataba con un » Tus compañeros del instituto…, año…». Y les recomendé tenerlo siempre a mano, para leerlo en caso de necesidad.
Con los alumnos más pequeños los cariñogramas suelen hacerse sin el filtro del profesor, se dejan en cajas o sobres a modo de buzones y se leen en público. En secundaria creo que es mejor mi sistema. E incluso no permitir que se lean o comenten entre ellos.
5. LA FINALIDAD
Los objetivos fueron mejorar las relaciones en el grupo, reforzar las conductas positivas, aumentar la autoestima, elevar el ánimo, practicar el reconocimiento de cualidades en los demás, de sus hechos dignos de alabanza y ponerlos de manifiesto, esto es, fomentar la expresión de sentimientos de gratitud.
Para terminar, el relato de Helen P. Mrosla (si alguien lo desea, puede descargarse el libro completo en Esliteratura.com).
Hasta pronto y gracias por estar ahí.
Carlos Díez
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