Como venimos haciendo estos últimos ocho años, en este 2014 que acabamos de dejar, hemos dedicado unas cuantas horitas a la formación en Competencia Digital de otros compañeros docentes. Todos los que aquí escribimos de forma habitual, hemos participado y participamos en diversas iniciativas formativas organizadas por distintas entidades. A los cursos que impartimos y tutorizamos se apuntan compañeros que aún no saben lo que es compartir en red o simplemente desean conocer esos recursos tecnológicos de los que oyen hablar en sus claustros a esos locos tecnologizados. Muchos se acercan con timidez, con inseguridad, el mero hecho de coger el ratón en determinados entornos a veces los bloquea… Vemos su progresión y nos reconfortan sus avances. Sugatra Mitra explicaba en uno de esos famosos e indispensables vídeos TED que los niños que se acercaban al ordenador incrustado en un muro y dejado ahí al libre albedrío, se instruían unos a otros sin mediación alguna. En nuestros cursos en parte nosotros somos esos niños que conocemos la red porque previamente hemos experimentado e investigado y se lo explicamos a esos otros que aún no se ha atrevido a dar el paso. Se da incluso la circunstancia de que los propios alumnos se ayudan entre ellos, cuando avanzan. Filosofía dospuntocerista en estado puro…
Nos pagan por tutorizar, debemos confesar, pero hemos hecho durante muchos años -y seguimos haciendo- formación de forma gratuita y desinteresada porque nos gusta, porque queremos y porque el dinero no es el principal atractivo como se pueden imaginar. Tenemos una remuneración mucho más satisfactoria que la material, que no es nada comparándola -y esto no es maniqueísmo- con los comentarios y opiniones que recibimos al finalizar los cursos:
- «El Curso me pareció interesante y muy práctico. Es de los que se llevan al aula«.
- «Muy interesante, muchas herramientas al servicio de la educación. Necesito tiempo para analizar todas».
- «Con todo lo que hay que explorar, aguardo impaciente el próximo curso«.
- «¡Qué interesante el curso de Competencia digital! Siempre es agradable aprender, ójala haya más así«.
- «Curso interesante y con muchas aplicaciones en el aula«.
- «Siempre he sabido que la docencia era lo mío, pero después de cruzarme con profesores como vosotros, lo tengo aún más claro«.
- «El placer ha sido y es mío. Gracias por tu paciencia y tu dirección a lo largo de esta bella experiencia«.
- «Mil gracias. Lo hacéis muy fácil. El curso muy bien en contenidos y tutorizaciones. Excelente equipo«.
- «Las gracias os las tenemos que dar nosotros porque con profes tan implicados da gusto realizar estos cursos. Agradeceros vuestra disponibilidad, implicación, apoyo, motivación…. He realizado los dos cursos seguidos y para nada se me ha hecho pesado, todo lo contrario. He aprendido un montón gracias a vosotros y estoy encantada«.
También hay valoraciones negativas y muchas referencias al poco tiempo que hay para hacer las tareas o apelaciones directas a quien haya cuantificado el número de horas de cada módulo, ya que a veces se emplea el doble del tiempo previsto… Incluso hay bajas, sí porque somos humanos y desfallecemos, y nos suceden imprevistos o abandonamos por mil y un motivos diferentes que a todos y a cada uno de nosotros nos sobrevienen en nuestras actividades diarias. Pero la actitud es lo que cuenta; en la actitud se aprecia la calidad personal y profesional del tuturando y del tutorado… Cuántas veces hemos pensado que es básico «meterse en los zapatos del otro«, empatizar con él, comprender, animar, asesorar, dirigir… El papel que -en nuestra humilde opinión- debe tener un profesor del siglo XXI es ese: en el centro del proceso se sitúa el alumno y el docente se limita a ayudar, a orientar, a dirigir los pasos en la dirección correcta… Sean niños, adolescentes o adultos; en esencia, básicamente es lo mismo.
Por otra parte, creemos también que gran parte del éxito de un curso radica en la estructura del mismo y en la temporalización. Un entorno Moodle a nosotros nos ha funcionado perfectamente y vemos que hay menos deserciones que en otros cursos en los que hemos utilizado varias plataformas o incluso algunas diferentes a la conocida Moodle. Si está todo centralizado, mucho mejor porque se simplifican enormemente las dificultades que conlleva una formación on line. Y sabemos y admitimos que los primeros pasos nunca son fáciles y a veces hay complicaciones colaterales e inesperadas que hacen peligrar el éxito de la operación. Sin embargo, cuando los ingrediente son de calidad, es imposible que «la paella te salga mala…» Conseguirlo no es nada fácil porque son muchos los componentes que hay en juego, pero lo que es innegable es que la herramienta tiene que ser amigable, absolutamente amable porque si provoca rechazo y dificulta las relaciones y retroalimentaciones, no conseguiremos nada. En segundo lugar, hemos dicho que la temporalización también es importante. Deben quedar muy claros los plazos en los que se desarrollarán los diversos módulos y cuándo se realizará la entrega de tareas. Pero lo más importante es, volviendo a Sugatra Mitra, utilizar el método de la abuela «pararte frente a ellos y admirarlos todo el tiempo». La retroalimentación es la clave del éxito. A veces se intranquilizan y requieren respuestas inmediatas, pero los tiempos son los que son
Incluso a pesar de la bondad o maldad de los contenidos de un curso, del orden o desorden del mismo, de la plataforma empleada, de lo acertado o no de la acción tutorial, lo que está comprobado es que los alumnos – docentes a su vez, en nuestro caso- con un notable interés en aprender, lo hacen independientemente de todos aquellos factores. Estos factores influyen, sin duda; importan, por supuesto, pero -lo hemos comprobado una y mil veces- no son definitivos, solo favorecen o dificultad un proceso de formación que antes de nada debe estar aceptado en los deseos y en la voluntad de quien emprender ese camino. La formación impuesta no sirve; la formación que no se desea, no sirve tampoco; la formación que no se desea ni cuaja ni deja huella… Por muy «caótico» que sea un curso, por muy antipática que sea la plataforma empleada, por muy escaso que sea el tiempo asignado, por lo común nuestros alumnos y alumnas consiguen su certificado de aptitud y, generalmente, las valoraciones suelen positivas o muy positivas, incluso de aquellos por los motivos que fueran se ven obligados a abandonar. No es falsa modestia, gracias a estas palabras de ánimo, de agradecimiento, de gratitud olvidamos fácilmente los nervios, el estrés, el cansancio, el trabajo duro y las malas caras…
Los mensajes arriba reseñados son reales; pertenecen a los alumnos y alumnas que hemos tenido este año en los diferentes cursos en los que hemos participado, gracias a las instituciones y asociaciones con las que los miembros de Tres Tizas habitualmente colaboramos (aulaBLOG, Departamento de Educación del Gobierno Vasco, Universidad de Deusto, INTEF, Espiral). Agradecemos desde aquí la oportunidad que se nos brinda año a año y queremos también dar las gracias a todas los compañeros que nos acompañan en este viaje de la formación presencial y, de manera especial, de la formación en red… ¡Gracias, Ibon, Álvaro, Patxo; gracias Adela, Irene, Maru, Anna; gracias Juan Carlos, Carlos, Alberto, Juan Antonio!
En 2015 seguiremos formando en competencia digital desde las diferentes instituciones con las que colaboramos y con la clara convicción de que estos cursos sensibilizan y acercan a la red a docentes que aún tienen recelos. Todos los cursos aportan algo, lo importante es la actitud o las intenciones con las uno se acerca a realizarlos. Cada curso, cada persona que se acerca a él es un mundo y nosotros queremos conocerlo y descubrirlo.
Gorka Fernández y Marcos Cadenato