Tres Tizas

8 febrero , 2017

El lazarillo de Martxeli

Filed under: Blog, Te cedo la palabra — Etiquetas: , — Marcos Cadenato @ 8:00 am

Como ya es habitual en esta sección de Tres Tizas, hoy nos visita una compañera, una ex alumna y una amiga a la que cedemos la palabra, encantados, muy agradecidos y orgullosos. Martxeli Múgica es profesora de Lengua castellana y Literatura en el colegio La Salle de Bilbao y basta con echar un vistazo a su blog de aula y a su portfolio docente para comprender su filosofía de la Educación, de su quehacer profesional y de la vida… Además de su constante inquietud, su frenética actividad y su entusiasmo permanente, nos quedamos con esta máxima de su ideario personal: «cada día es una nueva posibilidad de aprender, de reflexionar de mejorar (…) para entender el mundo, para estar en el control de las cosas«. Hermosa idea, magnífico trabajo el que desarrolla en su centro y muy agradecidos a su participación en Te cedo la palabra. ¡Gracias, Martxeli! Eskerrik asko!

lazarillo-portadaCrédito de la imagen

Lazarillo de Tormes 2.0

Este curso pasado en la asignatura de Lengua y literatura castellana de 3º de ESO he llevado a cabo en el aula un proyecto donde hemos realizado varias actividades que han tenido un notable éxito entre nuestro alumnado tanto en el aprendizaje como en el disfrute e interés en el propio proceso del trabajo. El Lazarillo de Tormes ha sido la excusa perfecta para conocer la literatura picaresca y acercarnos a otros géneros novelescos del siglo XVI español. Paso a presentar cada actividad realizada:

  1. Lectura del Lazarillo. A pesar de que cada alumno leía la novela en casa, hemos realizado tertulias dialógicas en el aula que iban marcando el ritmo a todos en la lectura consiguiendo que nadie se quedara descolgado y que creciera el interés por lo que allí se contaba. Estas tertulias las hacíamos una vez a la semana tras haber quedado de acuerdo en el compromiso de la lectura de un determinado número de capítulos. Llegado el momento, rompíamos la estructura de la clase colocándonos en un círculo, y cada uno comentaba lo que le había gustado, lo que no entendía, lo que causaba asombro.
  2. Novela gráfica sobre la picaresca: divididas todas las clases de 3º en equipos de cuatro personas se establecieron un total de 22 equipos. De la teoría que habíamos trabajado sobre la literatura picaresca en el siglo XVI, se dividió el contenido a cada equipo de manera que tuvieran que realizar autónomamente un trabajo visual en un folio tamaño A4 sobre el fragmento que les había correspondido. Estos fueron algunos de los contenidos trabajados: la época, situación social del siglo XVI, situación política, la Inquisición, novelas de pícaras, … Al finalizar el trabajo teníamos una novela gráfica sobre este tema que encuadernamos y expusimos. Se puede crear un libro digital, (calameo) con este tipo de trabajos. A continuación una fotografía de una de las páginas:

 

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  1. El Abc del Lazarillo: Para esta nueva actividad a cada alumno le correspondió una letra del abecedario. Con esta letra tenían que definir un concepto importante en la novela y en una diapositiva de power point adjuntando una imagen sobre la palabra. Con este ejercicio logramos crear el abecedario-glosario que explica los conceptos más importantes de la novela.

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  1. @lazarodetormes: esta actividad se la debo a Hegoi Urcelay que presentó en las jornadas de Aukera sus buenas prácticas en el aula usando twitter como herramienta de aprendizaje. Lo que se pide en esta actividad es que cada equipo sea un personaje, los habrá del Lazarillo pero como eran más equipos que personajes tuvimos que echar mano de otros como: el inquisidor, Felipe II, el impresor de la primera edición, lector del siglo XVI, lector moderno… Cada equipo tuvo que hacerse una cuenta con el perfil completo del personaje (@lasarillo). Se valoraba todo: la adecuación del perfil, los links a la cuenta twitter, la forma del lenguaje usado similar a la del castellano del XVI…Creamos un hagstag (#LASAriLLEdebilbao) y tuvieron que retuitearse y crear conversaciones entre ellos. Esta fue una de las actividades preferidas por todos.

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  1. Debate: Para hacer esta actividad nuestros alumnos prepararon a conciencia lo que supone para un escritor la anonimia, heteronimia, pseudonimia, autoría compartida. Una vez preparados estos contenidos teóricos y sabiendo lo que significa cada opción y algunos de los casos literarios más famosos de estas opciones hicimos un debate donde cada uno exponía las razones por las que se hace, y los pros y los contras.
  2. Los sonidos que habitaron el siglo XVI. Esta actividad está inspirada directamente en el magnífico proyecto interdisciplinar El sonido que habito http://elsonidoquehabito.blogspot.com.es/. Quería poder trabajar en este proyecto desde hacía tiempo. Para esta ocasión lo he adaptado al tiempo del que es objeto nuestro estudio: el siglo XVI. Lo propuesto a cada grupo es que investigaran qué escuchaba el personaje que les había tocado: qué se escucha en la corte de Felipe II, qué ruido hay en una imprenta de esa época, ¿y en las calles? ¿y en las iglesias? Una vez hecha la investigación cada equipo escribe un breve informe y edita un podcast con los sonidos que creen que se podía escuchar.
  3. Vídeocurriculum de Lázaro: de nuevo hemos descontextualizado a Lázaro y lo hemos traído a nuestro mundo digitalizado donde le hemos propuesto esta nueva herramienta para encontrar amo: basándose en la experiencia y personalidad de nuestro pícaro, y demostrando un aprendizaje del lenguaje más persuasivo cada equipo realizó un videocurriculum. Lo mejor de todo: la diversidad de productos partiendo de los mismos presupuestos.

 La experiencia fue verdaderamente positiva, os animo a que llevéis al aula alguna de ellas adaptándolas a vuestros intereses y necesidades.

Martxeli Múgica   @MartxeliMugica

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26 marzo , 2014

Estrella López Aguilar: «¿Ayudas a tus alumnos a desarrollar todas sus competencias?»

Filed under: Te cedo la palabra — Etiquetas: , — Marcos Cadenato @ 8:00 am

Conocí a Estrella López Aguilar hace algunos años en la localidad de Peñaranda de Bracamonte en una de esas reuniones educativas que se celebran en el Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas (CITA) y después he vuelto a coincidir con ella en otras tantas en Madrid y en otros lugares de la península.  Siempre me ha llamado la atención su permanente actividad -«parece una culebrilla, no sabe estarse un segundo quieta«, que diría mi madre-, su verbo fluido y su capacidad de trabajo, pero lo que más me impresionó -desde un primer momento- fueron sus expresivos ojos. Estrella es una conocida bloguera y tuitera en la red educativa: durante mucho tiempo estuvo al frente de la La tribu del PCPI, junto a otros muchos compañeros sacó adelante Kuentalibros y son muy celebradas sus Lecturas PREZIpitadas, pero yo me quedo con sus ojos…

¡Gracias, Estrella, por iluminar con tus ojos y con tu luz este rinconcito educativo!

Marcos Cadenato

Desde  Tres Tizas “me ceden la palabra” en su blog y quiero aprovechar esta oportunidad para seguir con mi tarea y lucha diaria: la difusión de la enseñanza-aprendizaje desde un enfoque competencial. Un cambio de chip de la comunidad educativa necesario pero lejano aún.

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Crédito de la imagen

Ya en 1996, Jacques Delors en su informe La educación encierra un tesoro, hablaba de “revalorizar los aspectos éticos y culturales de la educación, y para ello dar a cada uno los medios para comprender al otro en su particularidad y comprender el mundo en su curso caótico hacia una cierta unidad.” Tras analizar las características de la sociedad mundial de los albores del siglo XXI, el informe señalaba también la necesidad de una educación a lo largo de la vida basada en cuatro pilares básicos; aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Para alcanzar el objetivo de este enfoque educativo es necesario dotar a la ciudadanía de las capacidades y recursos básicos para poder desarrollarse plenamente en su vida personal y profesional. Desde entonces, se ha venido configurando un nuevo paradigma educativo relacionado con la importancia de formar individuos capaces de responder eficientemente a las demandas que la sociedad hace de ellos y para ello se hace necesario el desarrollo de una serie de competencias que les permitan poner en juego conocimientos, habilidades y actitudes en la realización de una tarea o en la resolución de un problema.

Es en el año 2006 cuando la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente identifica claramente ocho competencias clave esenciales para el bienestar de las sociedades europeas, el crecimiento económico y la  innovación y se describen los conocimientos, capacidades y actitudes esenciales vinculadas a cada una de ellas. Se destaca su relevancia, así como la necesidad de que sean adquiridas al finalizar la enseñanza obligatoria. El marco de referencia establece las ocho competencias clave siguientes:

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Toda educación basada en competencias se asienta sobre los siguientes elementos clave:

  • Conocer: educar en competencias no supone en ningún caso olvidarse de los contenidos de aprendizaje.

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  • Saber hacer: las competencias básicas suponen también un “saber hacer”, pues no basta con que los estudiantes conozcan determinados datos, es necesario también que sepan, entre otras cosas, cómo llegaron a esos datos, qué procedimientos o estrategias utilizaron, qué habilidades o capacidades particulares les fueron útiles, qué aspectos dificultaron la realización de la tarea, etc., y qué supuso llegar a ese “saber”, a ese conocimiento.
  • Transferir: cuando los individuos sean más conscientes de aquellos procesos que llevaron a cabo para obtener determinados aprendizajes, les será mucho más fácil poder “transferir”, tanto los aprendizajes adquiridos como este “saber hacer” a nuevas situaciones de aprendizaje que se les presenten a lo largo de la vida.
  • Valorar: una educación basada en competencias busca formar individuos “competentes”, capaces de resolver problemas y tareas de manera eficiente pero sin olvidar el componente ético que debe acompañar sus actuaciones.

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Así pues, algunos de los rasgos característicos de las competencias son los siguientes:

  • Son aprendizajes que se consideran imprescindibles.
  • Constituyen un saber, un saber hacer y un saber ser. Se trata de todos aquellos recursos que el sujeto es capaz de movilizar de forma conjunta e integrada para resolver con eficacia una situación en un contexto dado.
  • Son saberes multifuncionales y transferibles, pues la adquisición de una competencia implica el desarrollo de esquemas cognitivos y de acción que se pueden aplicar en variados contextos, según las necesidades.
  • Tienen un carácter dinámico e ilimitado pues el grado de adquisición de una competencia no tiene límite, sino que se trata de un continuo en el que cada persona, a lo largo de toda su vida, va adquiriendo grados diferentes de suficiencia dependiendo de las necesidades académicas y laborales que se le vayan planteando.
  • Son evaluables, en tanto que se traducen en acciones y tareas observables.
  • Requieren un aprendizaje situado, vinculado a un determinado contexto y a unas determinadas tareas.

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Después de leer esto ¿Qué respondes a la pregunta del título de esta entrada? Te cedo la palabra…

Estrella López Aguilar @starpy

 

Para saber más: Guía para la formación en centros sobre las competencias básicas

26 febrero , 2014

Te cedo la palabra: @arredondoperez en pie de Lengua

Filed under: Te cedo la palabra — Etiquetas: , , — Marcos Cadenato @ 8:00 am

Javier Arredondo es un joven profesor leonés que tenemos el gusto de conocer personalmente y del que nos llama la atención tanto su enorme timidez -su modestia verdadera- como su inmensa capacidad de trabajo en el aula. Aunque trata de no meter ruido y de pasar desapercibido, no puede esconder su buen hacer con el alumnado y la bendita red deja constancia de todo ello. Trabajador incansable, entusiasta pedagogo, es un convencido de que las nuevas tecnologías (TIC) son pilares fundamentales para que los alumnos, –as disfruten aprendiendo y enseñando Lengua. Javier, muchísimas gracias por tu generosidad, continúa En pie de Lengua y, tranquilo, no te preocupes lo más mínimo: desde la máxima admiración, te decimos que cualquier cosilla que te pongas te sienta estupendamente…

Marcos Cadenato

“¿Y qué me pongo yo para la ocasión?”

fondo de armarioCrédito de la imagen

Cuando a uno le invitan a dejar su impronta en un espacio tan emblemático como “Te cedo la palabra” de Tres Tizas, aparte de sonrojarse, emocionarse y sentir cómo su ego sube un peldaño, se siente sobrecogido por un sentido de la responsabilidad que le hace preguntarse: “Habiendo visto yo a tantas admiradas gentes vestir sus mejores galas en este espacio (unos por elegantes, otros por atrevidos, otros por originales, otros por sencillos…), ¿qué me pongo yo para la ocasión?” Pero resulta tarea casi imposible encontrar una buena respuesta para quien apenas lleva dos años y medio ejerciendo la bella y complicada profesión de la docencia. Por ello, son varias opciones las que barajo ante el espejo.

Podría vestir, por ejemplo, tal como haré próximamente en el taller que impartiré en el I Encuentro de Docentes de Lenguas en Educación Secundaria, el traje de profesor bloguero que apuesta por un enfoque de las clases audiovisual y basado en proyectos. Un enfoque centrado en los usos educativos del vídeo y de las TIC, eso sí (y ya se ha insistido mucho en ello), como meros instrumentos al servicio del aprendizaje, aunque a veces cueste hacérselo entender al alumnado. Se trata de ese traje que permite comprobar que crear productos audiovisuales suele ser motivador para un altísimo porcentaje del alumnado, el cual aprende haciendo, rehaciendo y viendo, disfruta compartiendo su trabajo con familia y amigos y desarrolla una habilidad muchas veces olvidada en nuestras aulas: la comunicación oral. Pero estas vestimentas ya las usaré en el IES Chaves Nogales el próximo 22 de marzo y no está muy bien visto eso de repetir modelito en dos eventos tan consecutivos, de manera que me veo en la necesidad de buscar otras opciones.

Por ejemplo, ponerme algo más oscuro: la ropa del profesor que llegó al mundo de la educación creyendo que esas metodologías innovadoras que le enseñaron eran el «bálsamo de Fierabrás» para todos los males educativos y que se ha dado de bruces con la realidad al descubrir que la complejidad del panorama educativo es tal que, por mucho que uno perciba ciertos logros en su acción docente, el impacto de esta en la formación de sus alumnos no es tan elevado y, para colmo, sigue dejándose en el camino, por decirlo de algún modo, a alumnos cuyas condiciones socioculturales no son las que debieran ser en un mundo digno. Esa misma ropa también es la del profesor que ha descubierto que, aunque la motivación y la implicación sean mayores con aquella forma de plantear la enseñanza, los resultados académicos que se obtienen al medir con los mismos patrones a  todos los estudiantes no difieren apenas de los de docentes cuyos métodos se enmarcan en un enfoque más tradicional. Ese docente es el que, entre la frustración y el desasosiego, se convence de que solo a través de un proyecto colectivo en el que se implique realmente toda la comunidad educativa se puede lograr una mejora sustancial que afecte a todos y todas por igual.

Revisando el armario, encuentro otro traje que podría vestir, que está en la línea de diseño del anterior, pero con colores más vivos. Es el del docente que, precisamente al bajar de esa nube innovadora, se da cuenta de lo injusto que es generalizar desde su lado del mundo educativo con respecto a aquellos docentes que no innovan tanto (o nada) en sus aulas y aprende a valorar más la labor de muchos de esos compañeros a pesar de las discrepancias metodológicas. Ese docente ha conocido a demasiados compañeros que son un ejemplo de amor por su profesión y de entrega incondicional a sus alumnos. Quizá sea una cuestión de convicción o quizá simplemente una cuestión de formación la que impide a esos profesores dar pasos en otra dirección y la solución no es tan sencilla como decirles “mira, esto es así y es mejor” o forzarlos a un cambio en el que generalmente se sienten perdidos sin recibir apoyo ni herramientas verdaderamente útiles que les permitan ver la necesidad que otros vemos de esas formas de enseñanza alternativas.

También pienso que podría engalanarme con las vestiduras del profesor indignado y asustado por la reforma de la ley educativa, con la ropa del que está tremendamente preocupado por la falta de espíritu crítico de su alumnado y por su sumisión a una “globalización” que destruye la identidad personal y cultural, deshumaniza y “ovejiza”, o con el conjuntito del docente que se enfurece ante los prejuicios que pesan sobre su profesión.

Podría seguir investigando a fondo el armario hasta dar con el modelito más sofisticado para lucir en este espacio, pero al final me pasa lo de siempre: la prisa, el agobio y la preocupante saturación laboral en la que veo sumida a demasiada gente en nuestros días (que, por cierto, parece que tenga que “tragar” con todo por pertenecer al grupo de los “privilegiados” que tienen trabajo). Tengo que decidirme. Quizá lo que necesito o lo que necesitamos muchos docentes y no docentes es desvestirnos, desnudarnos, o lo que es lo mismo: parar, pararlo todo. Preguntarnos por nuestra responsabilidad en la sociedad que construimos, en las aulas y fuera de ellas. Indagar en los verdaderos porqués de tantos problemas para construir mejores soluciones. Quitarnos el corsé curricular, burocrático y social.

Sin embargo, vuelvo a pisar el suelo y caigo en la cuenta de que apelar al nudismo no iba a contar con el beneplácito de las autoridades y, por no causar un perjuicio mayor a quien me acoge en su casa, tengo que optar por llevar algo de ropa. Así que decido ponerme algo sencillo para la ocasión (pues ya decía el maestro Serrat que no es conveniente ir camuflado): el traje del docente que se ilusiona por educar a sus alumnos en pie de lengua, que disfruta cuando percibe un atisbo de creatividad y originalidad en el trabajo de sus pupilos, que practica con ellos el sentido del humor aunque también el del cabreo, que grita o se queda en silencio cuando siente que pierde el control de la clase, que busca desahogo en sus compañeros de profesión, que se emociona con una mirada, una sonrisa o un gesto, que intenta ayudar y escuchar a quienes tiene enfrente cuando su egoísmo individual se hace a un lado y se lo permite, que se lleva los problemas de sus alumnos a la almohada, que les echa de menos cuando ya no están en su aula… En resumidas cuentas, el docente imperfecto pero vocacional, que, con sus más y sus menos, somos todos los que apreciamos nuestra profesión.

Con esta ropa me veo aceptable en el espejo. Creo que no le voy a dar más vueltas.

Javier Arredondo

4 diciembre , 2013

Nacho Gallardo: «Construyendo itinerarios»

Filed under: Te cedo la palabra — Etiquetas: , , — Marcos Cadenato @ 8:00 am

Los que conocemos a Nacho Gallardo -al @profenacho08- sabemos muy bien que su apodo en la red le va que ni pintiparado porque, por encima de otras muchas cosas, es profesor. Nacho es un excelente profesor, una gran persona, un hombre bastante tímido, amabilísimo y muy buen amigo y, para los que tenemos el gusto y el placer de conocerle en persona, hemos comprobado que no es un sevillano de libro: tímido, reservado, comedido, vamos, que aunque le des palmas, él controla… Afortunadamente para muchos es muy conocido por estar Entre comillas -su extraordinario blog- al que se vuelve siempre, y siempre se sacia uno de buenas prácticas, de mejores reflexiones y grandes experiencias de aula. Nacho, muchísimas gracias por tu generosidad y por este regalo a nuestros lectores: un texto preciso, certero, muy oportuno, crítico y, absolutamente, esperanzador. ¡Estamos tan a gustito…! 😉

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Hace unos meses fui invitado a una reunión de antiguos alumnos a los que hacía quince años que no veía. Como es natural, se acordaban principalmente de los suspensos a causa de la ortografía (ya no lo hago) y de algunas anécdotas ocurridas en las clases. Sin embargo, me agradó enormemente que uno de sus más vívidos recuerdos fuera la serie de cosmogonías que tuvieron que construir en Cultura Clásica. En esa tarea les propuse describir en pequeños grupos las figuras y atributos de un puñado de divinidades imaginarias e inventar posteriormente diversos mitos que explicasen la creación del mundo, el sol, la luna, los animales y plantas, los seres humanos y la ciudad. Es decir, auténtico trabajo por proyectos presentado de manera acientífica y poco organizada, que, como pude comprobar en esa cena, había generado un aprendizaje duradero.

Cuento esto porque, después de veinticinco años, aún tengo pocas certezas sobre cómo se produce el aprendizaje y, por tanto, sobre en qué debe consistir mi trabajo. Sin ninguna formación inicial en didáctica, en los comienzos intentaba reproducir los modelos que había tenido, resumiendo apuntes de la carrera para aportar los máximos contenidos posibles. A los pocos años ya comprendí que las propuestas para BUP y COU tenían muchas lagunas y me embarqué (junto a Carmen Ferrón y Jesús López Maestre) en Latintura, un proyecto interdisciplinar que pretendía profundizar en los contenidos comunes de Latín, Griego y Literatura Española y en la renovación metodológica que proponía la Reforma previa a la LOGSE.

Parecía (eso esperaba) que esa ley traería consigo el ansiado cambio metodológico. El profesorado en activo contuvo la respiración (creo, sinceramente, que muchos estuvieron dispuestos a intentarlo), pero, como nadie fue capaz de explicar convincentemente qué se esperaba de ellos, a los pocos años los enseñantes respiraron ya sin miedo, para continuar con las prácticas de siempre. El fracaso de la LOGSE ha hecho vanos todos los intentos de cambiar el sistema desde arriba; se ha asumido de manera generalizada, sin necesidad de escribirlo en ningún sitio, que la normativa no incumbe más que las cuestiones meramente burocráticas: programar, rellenar informes, cumplir horarios. Y lo importante, la metodología, la praxis diaria en las clases de cada uno, permanece siempre en el plano estrictamente privado, al que nadie se asoma ni se atreve a transformar.

Se da por supuesto que la LOE sólo modificó levemente la ley anterior, cuando, a mi parecer, consiguió concretar la propuesta de enseñar de otra forma mediante el recurso a las competencias básicas. El aprendizaje no puede seguir parcelándose de forma estricta (en virtud de los contenidos), sino que desde cualquier materia se puede desarrollar cualquier conocimiento, habilidad o capacidad. La LOMCE no ha insistido en este camino (más bien ha tomado el opuesto) y sus burdas propuestas de mejora de la educación no son lanas espesas que consigan tapar suficientemente la figura del lobo. A los que tienen puesta sus esperanzas en ella como liquidadora de la enseñanza por competencias les ruego que relean el texto recién aprobado y esperen a los decretos de desarrollo de los currículos.

Al hilo de la normativa, durante estos últimos años he ido evolucionando de manera acelerada desde una posición que acabó estancada en la comodidad de la clase magistral y el libro de texto (sí, lo confieso, yo también lo he hecho) a una práctica bastante más atrevida que tiene tres pilares fundamentalmente: un enfoque competencial y comunicativo de la lengua y la literatura; el descubrimiento del valor educativo de las herramientas de la llamada Web 2.0; y la metodología del aprendizaje basado en proyectos. Eso me ha convertido en un tipo de profesor (no siempre mejor ni peor que otros) que no “transmite” casi nada sino que construye itinerarios a los que invita a sus alumnos, caminos de aspecto inofensivo que los acercan de forma a veces inconsciente hasta los lugares deseados para que se produzca el aprendizaje. Me veo como un trampero que conduce la liebre hacia el lazo, un pescador que pretende engañar a la langosta para que entre en la nasa de la que ya no podrá salir. Voy construyendo cercas, vallas, cierro portadas para que no haya retrocesos; hago ruido, asusto para provocar huidas hacia adelante, siempre buscando alcanzar ese lugar en que la presa se rinde ante la evidencia. Construyo mis proyectos como almadrabas que llevan a los atunes al encuentro de su propio destino sangriento.

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¿Que muchas piezas escapan? ¡Claro que sí! ¿Que abandonan en el camino? ¡Por supuesto! Pero cobro más presas que cuando lanzaba sin ton ni son redes que no llegaban ni a rozar a todos los peces, con mallas mal remendadas por las que se escabullían alumnos aburridos.

Pero no voy a pecar de optimista. En estas experiencias es inevitable chocar con compañeros inseguros, estudiantes tradicionales, claustros inmóviles, familias insatisfechas, evaluaciones sumativas, departamentos inclementes, equipos directivos pusilánimes, calificaciones incomprendidas, descalificaciones comprensibles, alumnos recalcitrantes, inspectores exigentes y maleducados, funcionarios absurdos y ridículos, delincuentes presentes y futuros. A pesar de todo esto y de llevar veinticinco años en esto, aún no llega a importarme lo suficiente como para quitarme las ganas.

Nacho Gallardo @profenacho08

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