Tres Tizas

30 noviembre , 2009

Juegos de lengua

Filed under: Blog, La digestión de la boa — Etiquetas: , — Carlos Diez @ 7:00 am

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De vez en cuando conviene dedicar alguna sesión o un rato en las clases de lengua a jugar, a realizar actividades lúdicas relacionadas con el área del lenguaje. Como dice Antonio Solano en su artículo Asirnos la sonrisa, vienen muy bien «para esas sesiones huérfanas a final de trimestre o antes de vacaciones«. Y además de servir, como apunta, para la captatio benevolentiae, cumplen otros objetivos más relacionados con el currículo: algunos tan concretos como el aumento del vocabulario y otros tan generales como la preparación para el disfrute y la valoración crítica de otros juegos verbales más complicados. (Ver Desarrollar el razonamiento verbal, en Consumer Eroski).

He aquí una recopilación de los que yo he usado con éxito, clasificándolos en 4 grupos según el instrumento o medio usado:

De papel y boli, o sea, escritos: El juego de las iniciales, que se puede aprovechar, como se observa en la plantilla, para introducir términos morfológicos; y el juego del diccionario, actividad muy entretenida con la que, además de aumentar su vocabulario, los alumnos aprender a definir. Adjunto una plantilla; las reglas están muy bien explicadas en la Wikipedia. Mientras juegan, yo acostumbro a guardar los papeles con las definiciones correctas y al final de las dos rondas les pido que las definan dando un punto por cada acierto. Y si no es una clase muy numerosa se puede organizar un torneo de MarterMind con palabras, ya sabéis, el de a ver quién adivina antes la palabra del contrincante con las pistas de «muertos» y «heridos».

De mesa (con tablero, cartas, etc.):  Son legión, el scrabble, el tabú, scartergories… y uno de cuyo nombre no me acuerdo, si lo tiene, porque yo he utilizado la versión manufacturada. Cada jugador tiene un tablero con el abecedario (menos aquellas letras que apenas aparecen como iniciales), se sacan al azar una letra y una tarjeta en la que aparece el hiperónimo de un campo semántico. Se van tachando las letras, al usarlas de iniciales de palabras que pertenezcan a ese campo semántico. Gana el que tacha antes todo el abecedario.

OralesEncadenar palabras por las sílabas (importante: para que alguien quede eliminado, el anterior tiene que formar una palabra que empiece por la última sílaba de la palabra que él mismo ha dicho); pasar la frontera con… (y que la clave pactada con el resto del grupo sea una clave lingüística; por ejemplo, que lleve tilde); adivinar lo antes posible qué significa el verbo «pototear» o «pitufar» con preguntas que sólo pueden ser respondidas con un sí o un no o preguntas de doble opción. Este tipo de juegos requieren energía, ganas y capacidad de dirigir a un grupo de exaltados -y a veces gritones- adolescentes. Y muchas de ellas son como los petardos: de un uso.

En el ordenador: El Word-mojo, el Text-express y el Book-worm; este último altamente adictivo, cuanto más se juega más estresante pero más divertido. Tiene una pega: no está claro el criterio para considerar válidas unas palabras y otras no. He enlazado versiones gratuitas on-line de yahoo, porque las de la página original zylom, donde hay otros muchos juegos, hay que descargarlas y hace un año que han dejado de ser gratuitas. Juegos parecidos se pueden encontrar en otras páginas como juegos.com y softonic. También se puede jugar en la red al clásico cruzaletras, scrabble o intelect (aunque yo prefiero el tablero o la versión de cartas), al ahorcado, a la ruleta de pasapalabra (de la que me dejó de funcionar el enlace), a los criptogramas y a las sopas de letras. ¡Hasta el 20Q está en Internet!, el famoso jueguecito, de moda hace años a un precio desorbitado, que con 20 preguntas te adivina en qué estás pensando.

Espero que a los profesores que todavía no los conocían, les resulten útiles. Y que a los alumnos les sirvan para disfrutar luego de las figuras literarias, de los recursos expresivos del lenguaje, de los juegos de palabras, el calambur, las dilogías, los acrósticos, anagramas, lipogramas, retruécanos, palíndromos… y les apetezca visitar Verbalia y conocer a sus habitantes, los verbíboros.

Como escribió Fernando Savater en Loor a leer, «El lenguaje nos da derecho a ponerlo todo del revés«. O como diría Joaquín Prat… «¡¡A jugar!!«.

Carlos Diez

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