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La realidad, como las monedas, tiene un haz y un envés. Nos movemos por el haz y, de cuando en cuando, atisbamos el envés. Hay una literatura construida con esos instantes de lucidez en los que alcanzamos a intuir ese lado oculto.
José María Merino en La casa de los dos portales utiliza una segunda puerta; Cortázar en Axolotl, la mirada neutra de un pez; Monzó, en Mamá, una frase.
En este humilde micro sigue un servidor paso a paso esas recomendaciones de los maestros: la puerta, la mirada, la frase. Ruego condescendencia: soy un alumno rezagado.