No me es fácil presentaros a una ex alumna del Máster de Secundaria, Izaro Ojinaga, porque la convivencia en las aulas universitarias -aunque intensa- es demasiado breve. Sin embargo, en aquellas pocas sesiones, los profesores de aquella promoción -yo, al menos, lo recuerdo vivamente- pudimos comprobar la energía con la que Izaro se movía por la clase, las ganas de participar que siempre demostraba, la vitalidad con la que hablaba de la que sería su profesión y lo contagioso de su pasión por la Educación. Con los años, amigos comunes nos han vuelto a juntar y he ratificado que aquella impresión inicial se ha multiplicado por mil. Izaro no para, sigue investigando, sigue completamente activa y completamente ilusionada con su trabajo. En alguno de los emails que nos hemos cruzado durante estos días, me lo confesaba al enviarme el artículo que leeréis a continuación: «tenía dudas sobre la extensión, el estilo… pero bueno, lo he hecho con el corazón«. Izaro, eres todo corazón, y desde el nuestro queremos agradecerte que nos hayas dedicado este ratito y que nos prometas, además, una segunda parte, que esperamos ansiosos y expectantes. Bihotz bihotzez, eskerrik asko, Izaro!
Marcos Cadenato
Primer día de cole. A las 8:30 en punto suena el timbre y me dirijo al aula de 1º de ESO B, a impartir la primera clase de lengua castellana del curso. No llevo ni libros, ni cuadernos, ni lápices. Solo mi maleta. Entro al aula dando los buenos días. Dejo mi maleta encima de la mesa, miro a mis alumnos y sonrío, consciente de que el completo silencio que guardan será casi irrepetible. (¡Y menos mal!). “-Me llamo Izaro y ésta es mi maleta.”
De ella saco tres objetos, uno a uno, y explico su significado mientras todos me escuchan. Unas zapatillas de deporte, un bolígrafo (que representa mi vida académica y profesional) y una fotografía de mi madre. Tras hablar largo de lo que cada objeto significa para mí, dejo que se abra una ronda de preguntas. Y contesto a todas. Necesito que mis alumnos me conozcan, que tengan claro que antes que profesora soy persona; con alegrías y penas, con algunas virtudes y muchos defectos.
Pero lo que de verdad necesito es conocerlos a ellos. Y es que no es fácil dar clase a desconocidos. Por eso, los próximos días son ellos los que abren sus maletas y permiten que los conozca y también que se conozcan entre ellos. Ya habrá tiempo para hablar de literatura y gramática, primero es mejor centrarse en lo importante. Conocerse será una inversión a largo plazo (aunque probablemente algunos, espero que pocos, opinen que esta dinámica es una pérdida de tiempo).
El potencial de esta práctica es impresionante. Las lágrimas y los abrazos suelen ser frecuentes. Todas las maletas son únicas e irrepetibles. Algunas más emotivas que otras, unas cuentan mucho y otras poco, pero absolutamente todas reflejan las personalidades de sus dueños. Y es ese reflejo el que nos ayudará posteriormente. Para que un equipo humano funcione correctamente, primero tiene que conocerse como tal; como humano.
Además, en el grupo emergen valores como la solidaridad, la igualdad y el respeto y también se desarrollan aptitudes importantes como hablar en público. El equipo escucha, ayuda, comprende. Se humaniza.
Es el primer paso con el que se intenta cumplir uno de los objetivos más importantes del curso: Tejer las redes de seguridad que servirán de apoyo a todos los alumnos. Así que antes de abrir libros y cuadernos, vamos a abrir nuestras maletas.
Izaro Ojinaga