La escuela le asigna erróneamente a la lectura el monopolio del conocimiento y el placer es la largamente salpimentada tesis que presentaba en un post anterior . En él aportaba sobre todo, intuiciones sobre este tema en edades anteriores a la ESO.
Las reflexiones que quiero hacer ahora sobre esta etapa obligatoria, al hilo de lo que la experiencia me muestra a diario, son las siguientes:
a) La complicación de la lectura está infravalorada al identificarla con la mecanización lectora. Creo que solo se debe hacer enfrentar a un alumno a esta complicadísima destreza no natural después de que ha desarrollado suficientemente sus capacidades cognitivas y emotivas. Actualmente, se sigue el camino inverso al pretender que alcance ese máximo nivel mediante la lectura: lectura de libros de texto de nivel y estructura rígida; lectura del mismo libro de literatura juvenil para toda la clase ; lectura «tsunami» en la Red; lectura para el subrayado coral de los temas; lectura de enunciados científicos y matemáticos abstractos alejados de sus centros de interés…
b) Todo lo anterior ha provocado una reacción lógica: los alumnos y alumnas de “notas normales” se han acostumbrado a aprobar los cursos memorizando textos y ejercicios que no entienden. Todo esto supone una inútil inversión en tiempo y esfuerzos. De aquí viene, además, que los alumnos y las alumnas no escuchen las explicaciones que les damos con muchas de las claves pues saben que al final les dejaremos por escrito lo que tienen que memorizar.
c) A causa de la obsesión porque lean, la interacción oral, que es casi la única destreza comunicativa que van a utilizar en la vida real, se desprestigia en las aulas como fuente de conocimiento, expresión y disfrute. Sería fácil y conciliador decir que es compatible con la lectura pero nunca lo será si se sigue haciendo lo que he escrito más arriba.
Lo que hay que fomentar es la indagación dialógica en la sociedad de la información: «Es una aplicación de la propuesta de Wells (2001) al defender un aprendizaje basado en el diálogo, para aprender a través de la indagación dialógica de forma que el conocimiento se construya entre todo el alumnado en actividades conjuntas y a través de interacciones dialógicas»
Por lo tanto se les debe mostrar situaciones reales para que las resuelvan con argumentos, razonamientos interdisciplinares, habilidades socio-pragmáticas y ayuda del resto de la comunicdad educativa. No vale presentarles un tema o un género para que escriban 20 líneas en parejas. Hay que enfrentarles a conversaciones y textos contextualizados, supuestos conflictos y simulaciones orales para que les den respuestas adecuadas. En su nada académica resolución, escuchar y hablar para convencer, para rectificar, para explicar, para relacionar, para pedir disculpas o emocionarse provocará seguro un creciente interés por la lectura comprensiva (búsqueda de información, comprobación, identificación con nuevos conflictos…)
Patxo Landa