Tres Tizas

15 noviembre , 2010

Comentario de texto: ¿10 líneas, 5 palabras?

Filed under: Tírame de la lengua — Etiquetas: , , — Marcos Cadenato @ 8:00 am

Como recordarán muchos de los lectores de Tres Tizas el pasado mes de septiembre muchos de los admiradores del insigne manco de Lepanto y del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha tuvieron la oportunidad de participar en la lectura colectiva de El Quijote que auspició, con mucho acierto, la Real Academia de la Lengua. Fueron muchas las persona y muchos los profesores que se registraron en You Tube y que, tras la asignación correspondiente, leyeron públicamente un pequeño fragmento.

Tras un par de intentos infructuosos –problemas de sonido, deficiente iluminación, problemas técnicos…-  conseguí el fragmento 125 (de 2149), correspondiente al Libro I, capítulo 11: De lo que sucedió a don Quijote con unos cabreros, es su título. Tan sólo diez líneas que dicen así:


—Con todo eso, te has de sentar, porque a quien se humilla, Dios le ensalza.
Y asiéndole por el brazo, le forzó a que junto de él se sentase. No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar y mirar a sus huéspedes, que con mucho donaire y gana embaulaban tasajo como el puño. Acabado el servicio de carne, tendieron sobre las zaleas gran cantidad de bellotas avellanadas, y juntamente pusieron un medio queso, más duro que si fuera hecho de argamasa. No estaba, en esto, ocioso el cuerno, porque andaba a la redonda tan a menudo, ya lleno, ya vacío, como arcaduz de noria, que con facilidad vació un zaque de dos que estaban de manifiesto.


Aunque alguien en la red me ha felicitado muy amablemente por la lectura que realicé entonces, me llamó la atención que en tan minúsculo fragmento, encontrara, al menos, cinco palabras que desconocía o que no me resultaban familiares. Sin falsa modestia, quiero señalar ahora que no soy un lector corriente, que soy profesor de Lengua Castellana y Literatura y, sin embargo, tuve que releer los siguientes términos: embaulaban, tasajo, zaleasarcaduz y zaque.  Intranquilo, hice una mini-encuesta a  mi alrededor y los resultados fueron similares… Si a nosotros -adultos- nos cuesta entender el texto, ¿qué le sucederá a un adolescente que además suele tener que hacer un comentario lingüístico y literario del  mismo? Quizá no sea muy ortodoxo que un profesor –de Lengua- reconozca esto públicamente, pero lo cierto es que esta anécdota me hizo pensar en la situación real de las aulas y me ha suscitado una serie de reflexiones que quisiera compartir en este rinconcito educativo y, de las que por cierto, ya han hablado teclados mejores que el mío:

  1. Los jóvenes del siglo XXI no leen como los del siglo XX.
  2. La lectura es sólo una forma más de ocio en la sociedad actual.
  3. La lectura en las aulas muchas veces termina con el placer de leer.
  4. La lectura obligatoria que imponen las instituciones educativas  en algunos niveles académicos (Ministerios, Consejerías, Editoriales…) es cuando menos cuestionable.
  5. La selección de obras de lectura es difícil y, las más de las veces, arriesgada.
  6. No hay selecciones ni obras mágicas que aseguren el éxito en el aula.
  7. La Historia de la Literatura no es Literatura ni mucho menos lectura.
  8. Los fragmentos recomendados por autores o editoriales muchas veces no están ajustados a las edades de los alumnos.
  9. Los comentarios de texto no acercan a los alumnos a las obras;  frecuentemente les alejan y les asustan.
  10. Hay lecturas secretas que los alumnos manejan y que no suelen estar entre las recomendaciones académicas.
  11. El placer de la lectura es individual y es muy difícil poderlo transmitir a los jóvenes que no leen.
  12. La Literatura, la lectura y los lectores del siglo XXI no son los mismos -ni falta que hace- que los de los siglos anteriores.

No hay que rasgarse las vestiduras permanentemente y maldecir a las nuevas generaciones porque ni leen ni quieren leer. Debemos, como lo estamos haciendo ya en otros ámbitos, conseguir un equilibrio entre la necesidad y la virtud… Tratemos de conseguir lectores en el aula, no  destruirlos; dejemos que lean cuando quieran y que no lean, si no lo desean; diferenciemos claramente entre la necesidad de leer y el placer de la lectura;  y, sobre todo, asumamos que nuestros alumnos –por lo general- no son alumnos lectores y que tenemos que ajustar los textos que empleamos en el aula, aún más si cabe. No son buenos momentos para la lectura, tampoco…

Marcos Cadenato

23 comentarios »

  1. […] This post was mentioned on Twitter by Melibea, trestizas. trestizas said: Nuevo Post Trestizas Comentario de texto: ¿10 líneas, 5 palabras? http://bit.ly/9HxYU3 […]

    Pingback por Tweets that mention Comentario de texto: ¿10 líneas, 5 palabras? « Tres Tizas -- Topsy.com — 15 noviembre , 2010 @ 9:35 am

  2. Un post muy bueno, subrayo lo de que historia de la literatura no es lectura, basta de obligarles a tragar según qué clásicos

    Comentarios por eduideas — 15 noviembre , 2010 @ 10:44 am

    • Muchas gracias, Eduideas, muchas de las obras que hemos leído en nuestras clases de Historia de la Literatura tienen más importancia linguística que literaria -y todos sabemos a qué obras nos referimos-. Es cierto, con muchas de estas obras hemos destruido lectores o, dicho de otro modo, no los hemos creado… Seria reflexión para empezar la semana…

      Comentarios por Marcos Cadenato — 15 noviembre , 2010 @ 11:47 am

  3. Marcos,
    esos doce puntos dan para una tesis. O doce entradas en este blog. Me quedo con la idea de que los alumnos (y los profesores)no son lectores ya de cualquier cosa. Ahora pueden leer lo que les interesa o les apasiona y mucho más barato y variado que antes. Sobre la visión historicista tradicional de la asignatura, en fin…

    Comentarios por Patxo Landa — 15 noviembre , 2010 @ 11:16 am

    • Pues para una tesis, Patxo, seguro que no, pero no cabe duda de que son reflexiones que todos nos hemos hecho alguna vez en nuestra vida académica y profesional… Cosas leedes, amigo Sancho, -digo Patxo- que mejor olvidarlas y, aún así, hay profesores que siguen con sus hojitas amarillas con listados de lecturas por curso y nivel y que siguen pensando que más allá de La Tribuna y La viudita naviera no hay vida inteligente…

      Comentarios por Marcos Cadenato — 15 noviembre , 2010 @ 11:54 am

  4. Mientras leía tu entrada intenté realizar el mismo ejercicio, y noté que si bien coincidía en todas las palabras desconocidas, y quizá había alguna más, muchas de ellas las había adivinado por relación al contexto. Me gusta luego ir al diccionario y confirmar si he acertado o no. Es como un juego.
    Lo que ocurre con nuestros alumnos es que el análisis y la interpretación de un texto suelen vivirlo como una tarea ardua y tediosa. El reto quizá esté en convertirla en una suerte de «juego hermenéutico», en el que puedan investigar anticipatoriamente, desde sus propias referencias, el contenido de un texto o el pensamiento de un autor.
    Gracias Marcos por tu magnífica entrada. Me ha suscitado ideas, y algunas de ellas me he permitido comentarlas aquí.
    Un saludo.
    Alejandro

    Comentarios por AS — 15 noviembre , 2010 @ 11:41 am

    • Muchas gracias, Alejandro, por tus palabras… El comentario de texto es una herramienta que no siempre se utiliza bien en clase de Lengua y Literatura. Además de un ejercicio estéril -recuerdo que decía la semana pasada el maestro Zayas en el blog de Lu- el comentario muchas veces no sirve para llegar a los tuétanos mismos del texto, a la sustancia interior y nos limitamos a consentir listados de fenómenos, retahílas de figuras retóricas o disecciones tumefactas de un organismo ya más muerto que vivo… «La inteligencia produce cadáveres«, dijo alguien hace ya mucho tiempo…

      Comentarios por Marcos Cadenato — 15 noviembre , 2010 @ 12:03 pm

  5. Una joyita este post, compañero. Estoy de acuerdo con todas y cada una de esas doce afirmaciones. Algunas me duelen -las siento- más que otras porque condicionan mi, nuestro, trabajo en el aula.
    La siete es tan cierta como demoledora. Y la nueve… Ay, amigo mío, la nueve!!

    Comentarios por Aster — 15 noviembre , 2010 @ 11:54 am

    • Muchas gracias, amigo mío… Viniendo de un profesor de Literatura y de un escritor como tú, no me duelen prendas… Son reflexiones serias y quizá muy duras para un lunes como éste, pero cuanto más releo la siete y la nueve, más me percato de que no hemos hecho las cosas bien en el campo de la lectura y del comentario de texto: quizá la visión historicista ha copado nuestra selección de obras literarias -las más de las veces- y la visión excesivamente gramaticista haya matado la magia de un texto… Hummmmm….

      Comentarios por Marcos Cadenato — 15 noviembre , 2010 @ 12:12 pm

  6. Hace falta, compañero, distinguir y luego procurar que se crucen tres aspectos de nuestro trabajo: el fomento de la lectura, el desarrollo de la comprensión lectora y la historia de la literatura. Tu artículo y tu docena de reflexiones hacen pensar sobre todo esto. Buff. Muchos de nuestros alumnos -y a veces nosotros mismos- somos cabreros que no entendemos jerigonzas de escuderos y caballeros andantes (hace poco en un comentario en Repaso de lengua recordaba no hacer entendido casi nada del Ulises de Joyce, que me vi obligado un año a comentar en clase).

    Comentarios por Carlos Díez — 15 noviembre , 2010 @ 12:15 pm

    • Pues… -tú lo sabes muy bien- con más timidez que acierto he tratado de recoger en una docena de rosas rojas algunas espinas que solemos negar o con las que no nos pinchamos muy a menudo. Compruebo -ya menos tímido- que las espinas existen, que todos las conocemos y que alguna que otra herida aún está cicatrizando… Gracias, Carlos, así es, muchas veces somos cabreros que no entendemos jerigonzas de escuderos y caballeros andantes…

      Comentarios por Marcos Cadenato — 15 noviembre , 2010 @ 12:52 pm

  7. Suscribo tus puntos, ya lo sabes, de pe a pa. En los textos más inocentes se esconden escollos insalvables para muchos alumnos (hoy leíamos las desventuras de Amundsen y Scott camino del polo Sur y no entendían, por ejemplo, zarpar, glaciar, septentrional, víveres, porque con toda seguridad no las habían oído en la vida, y menos leído.
    Defender la separación entre lectura y literatura es ya cuestión de supervivencia, si no queremos que lleguen a 4º de ESO (o Bachiller) sin entender un texto divulgativo cualquiera. No tenemos la culpa de que las administraciones hayan convertido los currículos en ciencia-ficción. Me amarga más que nadie que la literatura quede arrinconada, pero no dejaré de reconocer, en la línea de lo que apuntas, que hay otras prioridades, como que empiecen a saber leer y entender.
    Saludos y enhorabuena por esas admiradoras de tu quijotesca aventura 🙂

    Comentarios por Toni — 15 noviembre , 2010 @ 5:11 pm

    • Así es, amigo mío, ya es absolutamente urgente separar lectura y Literatura -con o sin mayúsculas- y, sin abandonar el texto literario, hay textos académicos -no sé si más importantes- pero si más urgentes y más necesarios en el aula que tenemos la obligación de abordar para que nuestros alumnos lean y entiendan. Éste es uno de nuestros retos actuales… Y gracias 🙂

      Comentarios por Marcos Cadenato — 15 noviembre , 2010 @ 7:58 pm

  8. Con la Literatura hemos topado… Hace años en una charla de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez la ponente nos echó por tierra el tópico de que la lectura es una placer, un bien que hay que obligar a vivir, etc. diciéndonos que, efectivamente, «…leer es un placer para el que le gusta leer, pero para aquél a quien no le gusta es un suplicio».
    Leer, por tanto, es una actividad que consideramos provechosa, saludable, enriquecedora, etc. pero que no se puede imponer. Pennac ya señaló hace bastantes años cuál era el derecho más importante del lector: el derecho a no leer.
    Una y otra vez el profesorado debemos obligarnos a recordar que si el trabajo con los contenidos literarios no sirve para hacer lectores, no sirve para nada. Así que a ver si nos aplicamos el cuento y echamos mano de nuestra autonomía en la selección de textos y de contenidos porque nada ni nadie nos obliga a trabajar el Canciller Ayala( por poner un ejemplo)

    Comentarios por blogge@ndo — 15 noviembre , 2010 @ 11:06 pm

    • Sin duda, Blogge@ndo, ése es el quid de la cuestión: nadie nos obliga -lo hemos hablado ya- y, sin embargo, el profesor tiene la sensación de heredar libros de lectura que impone la Editorial de turno, la Consejería de turno o el Departamento de turno. Sé que no es así y que el profesor es libre de seleccionar los textos y los contenidos hasta el límite que decidamos, pero o las nuevas leyes no se han explicado bien o los profesores vamos a piñón fijo... Conozco unos cuantos que se dejarían arrancar una mano antes que eliminar del programa al Canciller Ayala, por poner el mismo ejemplo…

      Comentarios por Marcos Cadenato — 16 noviembre , 2010 @ 9:18 am

  9. » ¿qué le sucederá a un adolescente que además suele tener que hacer un comentario lingüístico y literario del mismo?«

    si el prof. es competente, les habrá dicho ya que el 2.º paso consiste en usar el dic.º

    Comentarios por requerido — 15 noviembre , 2010 @ 11:57 pm

    • EStá claro, Requerido, que, al margen de la anécdota que inspira mi post, el profesor de Lengua emplea el Diccionario en clase (¿quién si no?)… De lo que se trata de es tener la certeza de que los textos que empleamos en el aula sirven para hacer lectores, no para ahuyentarlos; de si los textos son los apropiados o están alejados de todo interés acedémico; de si una determinada obra de la Historia de la Literatura por el mero hecho de aparecer en un libro de texto es prescriptiva su lectura; de si… En fin: ¿diccionarios?, ¡siempre!

      Comentarios por Marcos Cadenato — 16 noviembre , 2010 @ 9:27 am

  10. Un análisis muy completo y certero de la situación actual.
    Estoy de acuerdo en todos los puntos, pero me quedo especialmente con dos: «La Historia de la Literatura no es Literatura ni mucho menos lectura» (cuánto nos hace falta avanzar en esto) y «Hay lecturas secretas que los alumnos manejan y que no suelen estar entre las recomendaciones académicas» (me sorprendió descubrir el curso pasado, en las guardias de biblioteca del recreo, cómo muchos alumnos en apariencia reacios a las lecturas del curso, devoraban libros que ellos elegían y que adquirían en préstamo cada semana).

    Comentarios por Silvia Gongo — 16 noviembre , 2010 @ 12:15 am

    • Muchas gracias, Silvia.
      La tendencia a confundir la Historia de la Literatura con la Literatura -absolutamente vigente hasta no hace tantos años- ha conseguido que obras como el Poema de Mío Cid, Los milagros de Nuestra Señora, La Celestina o El Lazarillo -incluso- espanten al lector, probablemente por la inadecuación de texto y edad.
      Sería digno de estudio averiguar por qué La edad prohibida de hace unos años, el Crepúsculo actual pasa de mano en mano -sin recomendación del profesor, sin ficha lectora, sin comentario de texto- y los devoran con fruición… Interesante estudio, desde luego…

      Comentarios por Marcos Cadenato — 16 noviembre , 2010 @ 9:33 am

  11. Este dodecálogo es como un tapiz de doce hebras. Si tiramos de cada una de ellas, el hilo se alarga y alarga.

    Voy a coger la puntita de una de ellas, la que creo que encierra una perversión: La lectura en las aulas muchas veces termina con el placer de leer.
    Deberíamos impedir que esta afirmación fuera cierta, porque si lo es, nos convierte en responsables directos.

    Comentarios por Lu — 16 noviembre , 2010 @ 1:38 am

    • Se me ha colado una coma donde no debía. Disculpas.

      Comentarios por Lu — 16 noviembre , 2010 @ 1:39 am

    • Me gusta lo del tapiz de doce hebras. Yo no soy muy bueno haciendo decálogos ni dodecálogos, pero ha salido… Hay afirmaciones duras, serias, severas y perversas. La que tú señalas, Lu, lo es. Cierto es que somos los máximos responsables de que la lectura se impulse en el aula, pero también somos los máximos culpables si no lo conseguimos… Daniel Pennac también escribió largo y tendido sobre nuestro cometido y reflexionó sobre los errores que frecuentemente cometemos. Hablamos, como es lógico, en general y hay excepciones -afortunadamente- que todos conocemos y disfrutamos, pero la tónica general… ¿por dónde creéis que apunta?

      Comentarios por Marcos Cadenato — 16 noviembre , 2010 @ 9:39 am

    • Disculpada, localizada, eliminada…

      Comentarios por Marcos Cadenato — 16 noviembre , 2010 @ 9:40 am


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