Fuente de la imagen
Imaginemos, por un momento, que colocaran un centenar de imágenes sobre nuestro escritorio y nos invitaran a escoger las que necesitemos para crear una historia. Alguien nos da los fotogramas de la peli y nos pide el guión; alguien nos entrega los carretes a condición de que contemos el viaje. El regalo se llama storybird.
Hablo de imágenes de una calidad sorprendente, con una gran variedad de formatos, texturas y estilos, obra de excelentes ilustradores.
Un servidor apenas ha empezado a experimentar con ella como recurso en PRL y espera que, superado el asombro inicial, se le ocurran nuevas propuestas. De momento es una prodigiosa fuente de vocabulario de la que ya no sé prescindir.
Pero así, a bote pronto, resulta evidente que va a ser la envidia de las vecinas porque:
- Permite trabajar de forma interdisciplinar Literatura y Plástica.
- Es una material fantástico para convertir en procedimentos temas como la tipología textual, la estructura y la secuencia narrativa.
- Ofrece una excelente biblioteca.
- Permite trabajar desde enfoques muy diversos: mismas imágenes para todos los alumnos, darles el texto y que rastreen en busca de las ilustraciones.
- Cualquier nivel de elaboración –incluso la simple imagen- resulta atractivo por lo que nos permite abordar la diversidad sin cargos de conciencia.
Pero, amigos, todo pecado tiene su penitencia:
- Sólo se publican libros en inglés. Si el idioma del relato es cualquier otro, se salva como privado. Este detalle –esencial- nos priva de una de sus mejores prestaciones: compartir el volumen. Redactándolo en la lengua de Shakespeare y publicándolo podríamos abrir el texto a múltiples colaboradores. Este inconveniente puede ser, sin embargo, una excelente excusa para un enfoque TIL.
- Su estética es más propia -no somos celosos- de Primaria.
Nadie es perfecto.